Este artículo sí contiene spoilers al tratarse de una crítica de opinión
El sábado 18 de noviembre tuvimos la oportunidad de estrenar nuestro ciclo personal de películas del Festival Internacional de Cine de Gijón. Un año más, el #FICX inunda todas las calles de Gijón con el mejor cine de autor y nosotros estábamos deseando regresar a nuestra segunda casa estos días: el Teatro Jovellanos.
Desde nuestras butacas en delantera de entresuelo pudimos disfrutar de la nueva historia del director Michael Winterbottom: Shoshana. Este film, cuyo debut en nuestro país era precisamente esta proyección en el FICX, fue el elegido para inaugurar la sección Esbilla del festival. A través del cine internacional más laureado, con títulos de diversas cinematografías y géneros, en Esbilla descubrimos impactantes óperas primas, películas de cineastas consolidados y narraciones sensibles que recuperan historias reales.
Este era el caso de Shoshana, un ágil thriller político de ferviente actualidad, que nos sumerge en el conflicto palestino-israelí. En un viaje al Tel Aviv de 1938 bajo el colonialismo inglés, vivimos una tensa situación socio-política a través de la relación amorosa de Shoshana, una joven israelí de fuertes ideales, y Tom, un policía británico con un gran conflicto interno en el que se debate a lo largo del metraje. Irina Starshenbaum, Douglas Booth y Harry Melling encabezan una historia que no deja indiferente a nadie.
Shoshana es un dilema sobre el poder del amor por encima de las circunstancias. ¿Puede la pasión abrirse camino en la barbarie? ¿Podrías amar a quien no comparte tus ideales? El fin de la película es transmitir la importancia de no posicionarse a pesar de que toda la violencia política busca precisamente eso, crear bandos. Por desgracia (ALERTA SPOILER) Shoshana termina eligiendo la lucha armada por encima de la batalla ideológica tras el asesinato a tiros de Tom por parte de los radicalistas islámicos. El amor no vence al odio.
La cinta, que embebe de otras tres preexistentes como son "Casablanca", "El tercer hombre" y "La batalla por Argelia", se preparó a lo largo de quince años y cuenta con una espectacular banda sonora que contribuye al montaje rítmico y a la tensión del relato.
Tras la proyección el director conversó con el público y respondió a sus preguntas. El choque de posturas entre varios asistentes con respecto a la situación actual en Gaza no hizo más que afianzar la idea de que estamos ante un escenario de fuerte tensión que traspasa cualquier frontera.
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