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Foto del escritorCovadonga Gil

`Una noche sin luna´ en Gijón

Un emocionante viaje por la historia de Federico García Lorca, que también es la de España y, por ende, la de todos nosotros.


Juan Diego Botto sale a escena y es tal su talento que la obra comienza cuando el telón ni siquiera se ha levantado. Desde la fila 6 del Teatro Jovellanos observo atónita su discurso y me siento totalmente fuera de lugar. Preguntas como "¿pero cómo es posible?" o "¿en qué país vivo si la cultura no es libre?" estallan en mi mente y, lo reconozco, algunas lágrimas se me escapan.


Agradezco en esos momentos lucir una mascarilla que, creo, consigue ocultar este arrebato de emoción. De pronto todo cambia pero deja aún así un sabor de boca amargo y el constante murmullo interno de que algo no estamos haciendo bien como sociedad, si un artista es censurado por escribir un poema.


El resto de la obra es un emocionante viaje a través de la vida de Lorca, su amor por la poesía popular, su pasión por un teatro libre y cercano, al que todos y todas deberíamos tener acceso. Botto se mueve por la aparentemente simple pero cuidada escenografía como pez en el agua y las palabras de Lorca brotan de sus labios de forma tan natural que por momentos olvidas que estás en una obra de teatro.


Podría escribir y escribir sobre todo lo que he aprendido durante esta representación que aún días después mantiene vivo en mí un bonito debate sobre la libertad de expresión y la censura artística. Pero creo que terminaré con la siguiente reflexión que espero que os guste o, al menos, os parezca apropiada:


El arte y la cultura son para mí el cúlmen del desarrollo humano. No quiero con esto restar valor o importancia a las ciencias, a un teorema matemático o a una fórmula química. No me malentendáis. Simplemente aprecio la enorme valentía que requiere dirigir la mirada hacia uno mismo. Extraer de nuestras propias entrañas una reflexión, una canción, unas palabras. Es ahí donde reside, en mi opinión, la mayor virtud del hombre (como especie). Es la capacidad de creación la que nos diferencia, la que nos hace humanos, y al mismo tiempo, es también la habilidad para maravillar a otros, la que nos convierte en libres.


Y es por esto que quiero dar las gracias a Sergio Peris-Mencheta, director de "Una noche sin luna" y a Juan Diego Botto, autor e intérprete, por esta oda a la libertad y por una noche que yo tampoco podré olvidar.

Aquí tenéis el tráiler de la obra. Os recomiendo encarecidamente que vayáis a verla.


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