Este año se cumple el décimo aniversario de uno de los musicales de referencia en nuestro país, un icono ya de la Gran Vía madrileña, y es que seguramente serán pocos quienes no reconozcan el cartel amarillo del león en el centro de Madrid.
El Rey León se estrenaba en 2012 en el Teatro Lope de Vega y un año más tarde, en septiembre de 2013 y ante los constantes rumores de que abandonaría la capital española, mi madre, mi hermano y yo pudimos disfrutar de este musical que ha alcanzado ya los 5 millones de espectadores.
Esta fotografía del día que vi el Rey León por primera vez en 2013 (¡qué jóvenes!)
Os prometo que nunca había visto nada igual. Salí muy emocionada y convencida de que este musical marcaría un antes y un después no sólo en mi vida sino en la historia de los musicales en España. Y así ha sido. Es el musical que más tiempo ha estado en cartel en nuestro país.
Por eso, cuando supe que viajaríamos a Madrid por Semana Santa quise hacerle un regalo especial a mi pareja, Christian y cogí unas entradas en un lugar privilegiado para que pudiese disfrutarlo al máximo.
No quiero haceros #spoilers ni dejar vídeos aunque ya mucha gente conoce los trajes y la historia porque creo que es algo que se debe experimentar en vivo. Se trata de un verdadero espectáculo a nivel visual, con unas transiciones muy bonitas y un ritmo muy ágil que, desgraciadamente, hace que las 2:45 horas que dura (con un descanso de 15 min) se pasen en un abrir y cerrar de ojos.
Lo disfruté mucho de nuevo, aunque el cásting ya no sea el original de hace una década, creo que el musical ha sabido mantener su esencia y que continúa siendo una delicia a la vista y el oído.
Os dejo por aquí la fotografía que nos tomamos al salir, aun con los ojos llorosos de la emoción. Creo que no hace falta explicar nada más.
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