A las puertas de haber sido GOTY
Ghost of Tsushima fue lanzado en el 2020 y hubiera arrasado con los premios de no haber coincidido con The Last of Us: Part II (ganador del GOTY ese año). Este título da el salto a la nueva generación gracias a este "Director's Cut" en el que encontramos La expansión de la isla de Iki, Modo Multijugador Legends y otras mejoras de rendimiento y visuales.
El desarrollo de este videojuego se alargó durante más de 5 años. Gracias a todo ese tiempo invertido, el resultado es un título muy pulido, que refleja minuciosamente la cultura samurái, más allá de lo que hemos visto en películas y en otros juegos de esta índole.
Su historia nos lleva al año 1274, cuando los mongoles decidieron invadir Japón y desembarcaron en la isla de Tsushima. Esto desembocó en una batalla en la que 80 samuráis intentaron defender su tierra con horribles consecuencias (todo ello está basado en hechos reales que el juego toma como punto de partida). Nos pondremos en la piel de Jin Sakai (inspirado en la figura real de los miembros del clan So), un joven guerrero japonés que consigue sobrevivir milagrosamente al ataque mongol.
Tras haber jugado varias horas me gustaría centrarme en dos aspectos principalmente: la jugabilidad y el aspecto artístico.
Dejando a un lado las mecánicas de combate, uno de los elementos más llamativos de Ghost of Tsushima está en cómo se han sustituido los indicadores en pantalla. En vez de guiarnos con flechas, líneas, etc. que emplean otros juegos, este incluye un original sistema mediante el cual el viento nos guiará hasta los lugares que marquemos en el mapa. Esto permite mantener la pantalla limpia de elementos para que la inmersión sea total y que podamos disfrutar plenamente de sus escenarios. Esto mismo sucede con los pájaros que revolotean alrededor de lugares de interés, y los zorros, que nos invitan a que les sigamos hasta los santuarios ocultos.
En cuanto al aspecto visual, la belleza que destila hasta el último rincón de Tsushima nos ayuda a mantener un ritmo "pausado". La estética clásica japonesa en el uso de colores; la recreación de escenarios y la comunión con la naturaleza; el mapa que parece recién pintado con tinta; el enfoque de la cámara, la iluminación y las permanentes partículas -cenizas, hojas que caen de los árboles, títulos de capítulos que se desvanecen- consiguen dejarnos mirando la pantalla durante minutos sin hacer nada. Si a todo lo anterior le sumamos además una increíble banda sonora, dinámica, con temas de instrumentos tradicionales, como el koto shamisen o la flauta, conseguimos una experiencia muy inmersiva. Es tan bonito que contamos con el modo foto desde el comienzo.
El culmen en esta dirección artística está en el modo Kurosawa, bautizado así por el director de películas como Los 7 samuráis o La fortaleza escondida. El cineasta japonés hizo grande el género con su manera de rodar los duelos a espada, su enfoque y el retrato de personajes. Ghost of Tsushima le rinde homenaje con una serie de filtros que, además de poner la imagen en blanco y negro, con "ruido" de celoluide y un nivel de contraste muy característico, altera la tasa de frames y aplica una reverberación al sonido que nos hace sentir como si estuviéramos viendo uno de estos clásicos.
Si aún no lo has probado y tienes la oportunidad de hacerte con él, no lo dudes más y adéntrate en Tsushima. Espero que hayáis disfrutado de este artículo y… ¡A seguir jugando!
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